miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡ENTONCES TÚ ERES MI HERMANA!

Andén dirección sur, el primer banco bajando las escaleras, estación de Bilbao, Línea 1. A mi lado, una señora vocifera a su móvil, intento sumergirme en mi libro porque la señora tiene un tono de voz muy irritante. Mi libro es aburrido, gana la señora. Hay un "ligero" retraso en lacirculación de los trenes y me muero de hambre. La señora, que por fin ha colgado, me mira con ganas de ponerse a charlar, la evito descaradamente, pongo cara de hipnotizada por la literatura, como si en lugar de una mala novela experimetal, estuviese leyendo el testamento de mi abuela millonaria.

Por suerte, viene una una chica, una mulata alta, que impone su sólida presencia entre la señora gritona y servidora. Saca un librito que tiene una fea portada ornada por un collage de fotos ñoñas en colores diluídos, no puedo evitar mira, tengo una curiosidad malsana por las lecturas de la gente.

En sus manos gruesas, con las uñas pintadas de un feliz tono fucsia, el librito parece aún más pequeño. No logro ver el título completo, sólo distingo la palabra Anuario.

domingo, 19 de diciembre de 2010

DOS GATITAS


Dos gatitas, una de ellas resacosa y la otra de malas pulgas. En el ojo del fotógrafo está la bondad de transformar a un par de domingueras perezosas y temerosas del frío, en una misteriosa composición de tono sombrío con una sutil cualidad gótica.

En el ojo del artista, la capacidad de destilar la belleza a partir de lo ordinario.

lunes, 6 de diciembre de 2010

HIBERNACIÓN FELINA Y HUMANA



HIBERNACIÓN FELINA Y HUMANA

Es el primer fin de semana del invierno. No del invierno de calendario, sino del invierno de la calle, del frío verdadero, del que arranca de tajo los últimos penachos de hojas rebeldes. Sin embargo, la mañana es optimista, bajo una fraja sólida de cielo gris, se abre un ojo de sol, que promete un paseo bien abrigado, una mañana de compras, unas cañitas por el barrio. Pero Anita no se deja engañar, Anita reclama su desayuno a las siete de la mañana, come con muy malos modales, atiborrándose indecentemente y se vuelve corriendo a la cama.

Los humanos tomamos zumo, café y muffins de chocolate, mientras nos prometemos planes fascinantes para conquistar la ciudad y ser como la gente de los anuncios de ropa de invierno. Me planto mi nuevo abrigo sobre el pijama y corro hasta el kiosko, vuelvo con el periódico del domingo y un poco menos de ganas de tomar la calle, tal vez es el viento helado que no ayuda mucho a la valentía.

Me refugio en el sofá pensando que será sólo un ratito, que ese ojo de sol terminará por abrirse y fabricar un encantador día de postal. Anita se digna salir de la cama (o mejor, es desalojada de ella) y salta en mi regazo. Esta muy calentita. Ronrronea. El periódico me aburre, le rasco el cuello a Anita. Nos dormimos. Me despierto e intento terminar de leer un artículo sobre la huelga de los controladores aéreos, en la televisión hay un informativo non-stop sobre el mismo tema, Anita se acomoda en la cueva de mis piernas dobladas. Nos volvemos a dormir.

Sería hora de ir pensando en darme una ducha. A Anita parece no gustarle la idea de que quiera moverme, se sienta en mi pecho y me mira a los ojos como un pequeña buda enojado y emite un curioso sonido a medias entre el maullido y el discurso. No es una gran oradora, se queda dormida antes de terminar (y creo que yo también).

Hora de comer. Sueño. Café. Sueño. Hibernamos en una cueva de sofá y mantas.

Ilustración: Boceto mirada (Sr. Roofer).


jueves, 14 de octubre de 2010

Feliz Cumpleaños Ironback


La mitología popular y urbana se ha empeñado en pintarnos un retrato en sombras de este personaje. También ha ayudado que él, en su modestia o timidez particular no haya querido dar publicidad a sus hazañas.

La presidenta de su club de fans afirma haber conseguido un autógrafo suyo en la barra de un oscuro bar del centro madrileño, un nido de ratas, donde probablemente esperaba de incógnito a algún villano para darle su merecido pero, las fans, es sabido de siempre, no son los testigos más fiables. Una señora dice haberle visto en la farmacia de La Gaviota esperando su prescripción y comprando caramelos de menta. Un teleoperador insistente refiere haber mantenido largas conversaciones con él, hasta olvidar qué diablos estaba intentando venderle.

Podría seguir dando cuenta de estos supuestos encuentros pero me detengo aquí porque recuerdo la misión principal de estas líneas. Hoy es 14 de octubre, hace no demasiados años vino al mundo esa dulce criatura que con los años se convertiría en leyenda. Todos los que le queremos y en algún momento hemos sido salvados por él, deseamos que le den muchos besos, que le gusten sus regalos, que su gata sea buena y que su mujer siga tan locamente enamorada de él como hasta el día de hoy.

Ilustración: Fragmento autorretrato Ironback.

viernes, 1 de octubre de 2010

Libros y lectores

¿Larra? ¿Alguien lee a Larra aún?

Pues sí, este joven pasajero de la línea 1 sentado frente a mí, estaba sumergido en un muy manoseado ejemplar de las Obras Completas de Don Mariano José, que por mucho que intenté fisgar no pude distinguir si era un único tomo o parte de una serie. Tenía unas manos largas y bien cuidadas, que parecían producto más de su propia meticulosidad que de los artificios de una manicura. En las manos terminaba cualquier rasgo de coquetería, su cara de caballo un poco triste desentonaba en esa mañana exultante de viernes, sus horribles pantalones de viejo, a juego con un jersey azul chillón le daban un aura decimonónica, como de el personaje estudiante pobre de provincias afincado en una repelente pensión de Madrid, lo peor es que iba impecablemente bien planchado y limpio, algo de descuido podría darle un aire retro pero no, no era retro, era simplemente antiguo. ¿Orgullosamente antiguo?

Unas bonitas estudiantes hacían un corro muy animado en el pasillo pero nada, él sólo tenía ojos para las heroínas románticas de Larra.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Pasatiempos Vergonzosos en el Metro

Intento tener siempre muchas fuentes de entretenimiento a mano, que no me falte un libro, una revista y el I-pod con la batería bien cargada. Sin embargo, a veces pasa que por algún motivo me veo abandonada allí en un vagón traqueteante sin una sola distracción que llevarme a la boca, sin siquiera el papel de un caramelo para leer los ingredientes. Entonces sólo me quedan tres opciones, todas ellas, igualmente vergonzosas:

1. Observación de libros y lectores. Consiste en identificar a todos los afortunados pasajeros circundantes que sí van debidamente emparejados con un libro para luego hacer una sucinta descripción del humano e intentar tomar nota del título, autor y otros pormenores del libro. Todo importa, si el libro es nuevo o se está cayendo a trozos, si es un best-seller o una vieja novela de vaqueros, si es de la biblioteca, ostenta un elaborado ex-libris o está forrado con papel de embalar. Si da tiempo, también intento hacer un rápido diagnóstico de la expresión facial del lector para elucubrar sobre su nivel de satisfacción o aburrimiento. Los periódicos no cuentan nada.

2. Escucha de conversaciones ajenas. Casi siempre morralla, rumores malignos sobre compañeros de trabajo, quejas sobre una gerente arpía o edulcoradas charlas de novios. Ocasionales piezas de delirio o de novela negra que hacen que valga la pena preservar el género.

3. Policía de la moda. No trataré de justificarlo. Si la pereza es la madre de todos los vicios, el aburrimiento es su padrastro.

martes, 3 de agosto de 2010

Mr. Nobody

En España la han estrenado con el prosaico subtítulo de Las vidas posibles de Mr. Nobody, como si quisieran darle al espectador una innecesaria explicación por anticipado.

Nemo Nobody es un niño-hombre-anciano con el supuesto poder de ver el futuro porque algún descuidado ángel de silencio olvidó sellar sus labios con algún encanto anti-profecía antes de nacer. Nemo es también el último mortal en la tierra en el año 2092, cuya agonía es seguida con fascinación por una humanidad televisiva que parece apegarse maniáticamente a la posibilidad del infinito.

Nemo podría ser cualquier repetible héroe de ciencia ficción pero... están esos inconmensurables lagos de aguas azules, esos espejos tallados que pueden tornar del celeste cristalino al tenebroso azul medianoche en un nanosegundo: Los ojos de Jared Leto. La historia a veces se deshilacha pero no pasa nada, mientras esa mirada se mantenga frente a nosotros, nos dejaremos arrastrar por las múltiples vidas de Mr. N., vidas siempre tocadas por el desgarro, la separación, vidas tristes y meláncolicas, esas que Mr. Leto es especialista en pintar.

En ese universo en fragmentación que se derrumba frente al espectador, sólo el amor parece tener un cierto poder de cohesión, el pegamento de un mundo decadente. Tres mujeres, tres historias de amor y más vidas que se desprenden como ramas, según van trascurriendo elecciones irrencociliables. La camara se detiene en el rostro de estas tres hermosas y diferentes mujeres (también niñas y jovencitas en este universo infinito y paralelo) y no es la única excursión que hace por la belleza, los paisajes silenciosos , oníricos y a veces devastados imponen también su cuota de estremecimiento.

Al final parece que el amor es -parafraseando a un dictador- uno, grande y libre.

jueves, 22 de julio de 2010

Two lovers

Casi debería autocensurarme y prohibirme hablar de cualquier película en la que actúe Joaquín Phoenix. Advertencia: Niveles de objetividad mínimos. Si protagoniza la publicidad de una crema antihemorroides, es probable que yo la califique como una obra maestra del cinema-verité hiper breve.

Joaquín, antes conocido como Leaf, es la hoja temblorosa de un árbol palpitando bajo una tormenta. No sé si es él o son sus personajes. O tanto él como sus personajes. En este caso, Leonard, un bipolar con una desagradable tendencia a los intentos de suicidio repetitivos. Sabemos desde el primer momento que vamos a sufrir por él (con él, contra él, a través de él) y casi querríamos levantarnos de nuestros aterciopelados sillones y gritarle, decirle que ahí se puede quedar con sus conflictos, que habríamos hecho mucho mejor en escoger una comedia romántica o incluso cine social, lo que sea para no pasar por esto.

Leonard, que estaría perdido en un mundo hostil, que pende del hilo de la devoción incondicional de su madre, debe maniobrar entre el amor de dos mujeres. Tan perdido, tan solo y de repente, tan abrumadoramente deseado, tan enamorado como el adolescente absurdo que sigue viviendo en su cabeza. El amor es un guante. Las mujeres a veces estamos muy locas, nos encaprichamos de la belleza más peligrosa.

El mar para un suicida es la oscura voz que le llama a unirse con el todo, a disolverse en la nada (extremos de un mismo hilo) o el lugar de un extraño renacimiento.


jueves, 15 de julio de 2010

Gainsbourg Vida de un Héroe

Un biopic tiene que contar la vida de un personaje pero algunas veces los avatares de una vida no hacen más que configurar la respuesta a un enigma. El director Joan Sfar se enfrenta con una deslumbrante frescura (es su primera película) a la vida de Serge Gainsbourg, con honestidad reconoce por anticipado que contar una vida es contar la ficción que cada quien construye con sus días.

El enigma que cruza esta vida agitada es el de la unidad de la conciencia. Todos los que habitan dentro de uno. Siendo un niño, G. se creó un alter ego, una magnificación de su lado oscuro, que resultaba en verdad diabólico y encantador. Un pianista de larga y afilada nariz que fumaba unos pitillos descomunales, un tío ambicioso, entregado a la lujuria, a la conquista de las mujeres y del público. Una especie de sombra más sofisticada y seductora que su dueño.

¿Somos dueños de nuestra sombra? ¿Se puede poser una máscara o ella termina por poseernos?

Un otro yo. Un Doppelgänger. Ese delicioso monstruo que fascina tanto como espanta. Un depredador de mujeres que luego parecía inerme ante el abandono o la indifencia de las femmes. Ellas parecían cruzar el universo como los más deslumbrantes cometas, iluminando o casi quemando la pantalla por momentos para luego volver a la oscuridad, a su misterio connatural.


viernes, 9 de julio de 2010

Mi vecina en bragas I

Tengo una vecina que casi todas las tardes de verano, justo cuando el sol está a medio hundirse en el horizonte, sale al balcón a fumarse un cigarrillo. Algunas veces lleva una bebida en la mano, puede que coca-cola, cuando está más animada, un tinto de verano con mucho hielo y rodajitas de limón cortadas muy finas.

Siempre va en bragas y en alguna camiseta larga y desteñida. Ocasionalmente, la he visto con alguna de sus bonitas camisas del trabajo, como si no le hubiese dado tiempo a cambiarse y se apresurara a quitarse la falda o el pantalón y saliese un poco apurada a cumplir con su ritual vespertino.

Tiene muchas bragas, pasan bastantes tardes para ver alguna repetición. Al contrario que en las historias porno, creo que sólo una vez la he visto con un tanga negro y de encaje. Normalmente le gusta más el algodón y es muy atrevida con los colores: rojo encendido, pintitas de tigre rosa, lunares amarillos.

su conducta puede parecer descarada pero yo me he fijado y desde la calle sería muy difícil verla, como no fuese usando prismáticos o algún aditamento similar, supongo que ella ha hecho los mismos cálculos. Las acacias y los plátanos que nos agracian con su sombra, le hacen una pudorosa pantalla frente a ojos invasores. En cambio, cualquier vecino denuestra planta podría sorprenderla. A ella parece no preocuparle eso.



lunes, 28 de junio de 2010

Niña

Esa niña miraba a la cámara con un gesto un poco tímido, llevaba sus zapatos favoritos y unos jeans que ya habían sufrido varias reencarnaciones. Su madre le compraba los pantalones más largos de la cuenta y no cortaba los bajos, sólo hacía un dobladillo temporal que se podía ir moviendo en la medida en que iba creciendo. La niña odiaba las líneas blancas que iban quedando por el camino, aunque ahora le parece que eran lo mejor del look.

Aunque no lo sabía, iba a seguir buscando toda su vida un cielo tan azul como el de ese día.

jueves, 24 de junio de 2010

SUEÑOS VÍVIDOS


Tengo una amiga a la que le afectan mucho los sueños. Con cierta frecuencia se despierta con la cara bañada en lágrimas y los ojos hinchados y, como su memoria onírica es puntillosa en detalles y colores, muchas veces sigue llorando en la ducha y también mientras desayuna. Es difícil empezar el día así.

Yo le he dicho que para desprenderse de esa pátina de tristeza, la mejor solución es el relato: los inefables horrores de las pesadillas siempre pierden mucha estatura cuando se fijan con orden y cuidado en las cuadrículas de una historia. Por eso, de vez en cuando me llama para contarme alguna de esas perlas negras que a veces le envenenan las mañanas. A mi me gusta prestarle este pequeño servicio y creo que hasta le he cogido gusto a esta extraña afición de coleccionista de pesadillas.

Lo raro es que hoy me advirtió que lo que tenía para contarme no era una pesadilla, todo lo contrario.

Anoche soñó que su novio le regalaba un viaje, un viaje moderno y revolucionario, un viaje a Australia en helicóptero. El piloto, Chad, era rubio como el sol, rubio como un dios de piel dorada, rubio como el champán que ella bebía indolente en su asiento de piel de gacela. Por supuesto, era la única pasajera. El viaje duraba siete horas que se le pasaron como siete minutos, sobre todo desde que Chad, puso el piloto automático –que funcionaba con un visionario sistema de satélites-y se dedicó a hacerle un delicado masaje en los pies.

domingo, 20 de junio de 2010

Todo tipo de heroínas

Las heroínas pueden ser viejas damas patriotas de alguna guerra de independencia; pueden ser damiselas en apuros de telenovela, arrastradas por la maldad de alguna villana implacable pero al final redimidas por gracia del amor de un rico heredero; pueden ser madres sacrificadas que donan el riñón a su hijo, el hígado a su marido y antes de morir hacen de celestinas entre su casi vuido y su mejor amiga casi solterona.

Así son las heroínas de los libros de texto de historia de quinto de primaria, así son las heroínas de los telefilmes americanos y, claro, así son las heroínas de los culebrones. Figuritas recortables que se pueden cambiar de atuendo y de escenario, a gusto de los jugadores. Son tranquilizadoras y agradables, a todos nos gustaría conocer una.

La realidad suele ser algo más compleja. Las heroínas de verdad siempre tienen un esqueleto en el armario, algunas incluso tienen varios, clasificados por estatura y color. En cuanto a la empresa heróica, algunas veces no queda clara, si nos fijamos, casi siempre su mayor hazaña, es simplemente vivir.