jueves, 15 de julio de 2010

Gainsbourg Vida de un Héroe

Un biopic tiene que contar la vida de un personaje pero algunas veces los avatares de una vida no hacen más que configurar la respuesta a un enigma. El director Joan Sfar se enfrenta con una deslumbrante frescura (es su primera película) a la vida de Serge Gainsbourg, con honestidad reconoce por anticipado que contar una vida es contar la ficción que cada quien construye con sus días.

El enigma que cruza esta vida agitada es el de la unidad de la conciencia. Todos los que habitan dentro de uno. Siendo un niño, G. se creó un alter ego, una magnificación de su lado oscuro, que resultaba en verdad diabólico y encantador. Un pianista de larga y afilada nariz que fumaba unos pitillos descomunales, un tío ambicioso, entregado a la lujuria, a la conquista de las mujeres y del público. Una especie de sombra más sofisticada y seductora que su dueño.

¿Somos dueños de nuestra sombra? ¿Se puede poser una máscara o ella termina por poseernos?

Un otro yo. Un Doppelgänger. Ese delicioso monstruo que fascina tanto como espanta. Un depredador de mujeres que luego parecía inerme ante el abandono o la indifencia de las femmes. Ellas parecían cruzar el universo como los más deslumbrantes cometas, iluminando o casi quemando la pantalla por momentos para luego volver a la oscuridad, a su misterio connatural.


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